lunes, 4 de noviembre de 2013

Andorra




Este fin de semana pasado he dejado los pinceles y la pintura de lado para disfrutar de la montaña y gastronomía de Andorra. Han sido cuatro días de relax y disfrute en el que el buen tiempo nos ha acompañado y nos ha permitido hacer numerosas fotografías de su maravilloso entorno.
Uno de los mejores días fue la subida al Pic de Tristaina a 2878 metros de altura y con un desnivel de más 800 metros. Fue un poco duro pero llevadero, con alguna pequeña trepada en su último tramo, pero, sin embargo, una vez que llegamos a la cima, mereció la pena ese esfuerzo. Las vistas eran espectaculares por lo que podéis ver en las fotos.
El llegar a la cima de la montaña para mi es como cuando pintas un cuadro , requiere su esfuerzo y cuando consigues terminarlo te sientes plenamente satisfecha...




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